¿Cómo construir proyectos, o resolver problemas, de cero?
Les comparto mi aproximación personal a los problemas desconocidos
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Esta entrada está basada en mi experiencia personal como ingeniero de sistemas y CTO, abordando la resolución de problemas desde una perspectiva práctica. Es un bonus donde comparto mis aprendizajes y estrategias de acción.
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Ahora sí, a lo que vinimos:
Como ingeniero de sistemas y CTO (director de tecnología), gran parte de mi día transcurre entre líneas de código, diagramas de arquitectura y la eterna búsqueda de soluciones elegantes, eficientes y efectivas a problemas complejos. Pero esta pasión por construir y resolver, por extraño que parezca, no nació entre computadores y bases de datos, sino mucho antes, cuando apenas era un niño fascinado por el poder creativo de una caja de Legos.
¿Por qué el Lego me llevó a ser programador?
Puede sonar extraño, pero créanme, la conexión es más profunda de lo que parece. Al menos en mi caso, la construcción con Legos despertó en mí habilidades y formas de pensar que, sin saberlo entonces, serían la base de mi camino profesional:
Libertad de construir lo que uno quiera: con Lego, las posibilidades solo estaban limitadas por mi imaginación (¡y bueno, quizás también por la cantidad de piezas disponibles!). Podía crear desde aviones hasta castillos medievales que me permitieran recrear historias de mitología, otra de mis grandes pasiones. Esta libertad creativa, este poder para dar forma a mis ideas, fue algo que me cautivó desde el principio.
Sentir cómo las cosas van encajando: no había mayor satisfacción que ver cómo, pieza por pieza, mi visión inicial se iba materializando. Cada conexión, cada engranaje que encajaba en su lugar, era un pequeño triunfo que alimentaba mi deseo de seguir construyendo, de desafiarme con proyectos cada vez más complejos y ambiciosos.
Entendimiento del límite de los materiales y, en general, de las restricciones: claro, la libertad creativa era genial, pero también aprendí rápidamente que no todo era posible. Las piezas tenían formas y tamaños específicos y, tarde o temprano, me topaba con la frustrante realidad de tener más ideas que bloques. Esta comprensión temprana de las restricciones, de los límites inherentes a cualquier sistema, me enseñó a ser creativo dentro de un marco definido, a buscar soluciones ingeniosas dentro de las posibilidades existentes.
Aún recuerdo cuando quise crear una estructura de Legos con agua, en donde la solución al problema de filtrado de agua pasó por construir una base de plastilina adentro… aunque con la salvedad de que esta idea llegó luego de mojar muchas veces el piso de mi cuarto sin entender cómo la física frenaba mis planes iniciales.
¿Cómo abordar un problema desconocido entonces?
Ahora bien, ¿cómo traducir esta experiencia con Legos al mundo real, al desafío de construir proyectos o resolver problemas desde cero, muchas veces sin un manual de instrucciones a la vista?
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