Cómo mantener la alegría y la salud en tiempos difíciles
Algunos consejos y protocolos para preservar nuestro bienestar físico y emocional en medio de temporadas estresantes o de tristeza
Crecimiento en breve:
En la sociedad actual, marcada por el estrés y la autoexplotación, es fundamental adoptar estrategias conscientes para cultivar la felicidad y la salud.
Entrenar la "sensibilidad a la recompensa", nuestra capacidad de buscar y disfrutar las emociones positivas, es clave para encontrar alegría incluso en momentos difíciles.
Priorizar el sueño, el movimiento, una dieta nutritiva y una mentalidad positiva son pilares para mantener la salud física y mental en períodos de estrés o dolor.
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Esta entrada hace parte de nuestra serie sobre inteligencia emocional y está basada en diversos artículos académicos, así como en múltiples entradas del campeón mundial de UltraMan, Gordo Byrn.
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Ahora sí, a lo que vinimos:
Para nadie es un secreto que vivimos en tiempos frenéticos, en donde el estrés, aunque muchas veces autoinducido, pareciera ser el pan de cada día. En efecto, en su libro The Burnout Society, el filósofo Byung-Chul Han describe muy elocuentemente esta realidad que enfrentamos, una en donde la presión por el rendimiento, la competencia y la autoexplotación nos mantienen en un estado de agotamiento y al límite del colapso.
Y como si fuera poco, en este entorno lo usual es vernos obligados a fingir que estamos bien, a ocultar nuestro cansancio y nuestra frustración para mantener las apariencias. Pero esta estrategia de autoengaño y negación es insostenible a largo plazo.
Procede entonces hacernos la pregunta: ¿es posible preservar nuestra salud y, más aún, nuestra felicidad en temporadas de estrés y agotamiento, o incluso tristeza y dolor? En Crecimiento Consciente creemos que sí. Y la respuesta no pasa por negar el estrés o disfrazar nuestros sentimientos, sino por contar con herramientas para gestionarlos de forma consciente y proteger nuestro bienestar.
Y es bajo este entendido que en esta entrada exploraremos dos enfoques complementarios: en primer lugar, aprenderemos a entrenar nuestro "músculo de la felicidad", fortaleciendo nuestra capacidad para buscar y disfrutar de las emociones positivas, incluso en tiempos difíciles; y, en segundo lugar, revisaremos estrategias prácticas para mantener hábitos saludables que nos ayuden a afrontar esas temporadas desafiantes sin comprometer nuestro bienestar a largo plazo.
Empecemos.
Entrenando nuestro “músculo” de la felicidad
¿Cuántas veces no nos ha pasado que, a pesar de saber que algo nos hará bien, simplemente no encontramos la motivación para hacerlo? Y no hablo de ejercicio, de comer bien o de ese proyecto pendiente. No. Hablo de esa fiesta o ese encuentro con amigos al que nos invitaron, pero en la qua el cansancio, el estrés o la apatía nos ganan y terminamos rechazando esa invitación. Luego nos arrepentimos y nos sentimos peor que antes.
Incluso hay situaciones que van más allá del estrés y el agotamiento, como la tristeza y el luto, en donde la capacidad para disfrutar de uno mismo y con los demás parece haberse desvanecido.
Este fenómeno es más común de lo que parece, y su prevalencia está directamente relacionada con lo que los psicólogos llaman nuestra "sensibilidad a la recompensa”, que refiere a nuestra capacidad para buscar y disfrutar de las emociones positivas.
La buena noticia es que la sensibilidad a la recompensa es como un músculo que podemos entrenar, es decir, que lo podemos fortalecer con la práctica. Y para hacerlo de una manera aún más efectiva, son múltiples las estrategias de la psicología, basadas en la evidencia científica, que podemos emplear en nuestro día a día.
Estrategias para aumentar la sensibilidad a la recompensa:
Planificar actividades placenteras: programar conscientemente momentos de alegría y satisfacción en nuestra rutina diaria puede sonar cliché, pero es una forma efectiva de combatir la tendencia a postergar las experiencias positivas. No tiene que ser nada extraordinario: un baño caliente, leer un capítulo de un libro, escuchar música que te guste, tomar un café con un amigo, dar un paseo por la naturaleza… cualquier actividad que te genere placer o satisfacción es válida.
Saborear las experiencias positivas: una vez que hayas disfrutado de ese momento placentero, cierra los ojos y recuerda los detalles y las sensaciones. Revívelo en tu mente, como si estuviera sucediendo de nuevo. No te limites a recordar cómo te sentiste, sino que trata de revivir la experiencia con todos tus sentidos. Los psicólogos llaman a este proceso "saborear", y diversos estudios han demostrado que amplifica las emociones positivas y aumenta nuestra motivación para buscarlas en el futuro.
Ampliar el vocabulario emocional positivo: a menudo nos limitamos a describir nuestras emociones positivas con palabras genéricas como "bien", "contento" o "feliz". Sin embargo, existe una amplia gama de emociones positivas que podemos experimentar, como la gratitud, la serenidad, la alegría, el entusiasmo, la inspiración… al utilizar un vocabulario más rico y preciso, no sólo estamos describiendo mejor nuestras emociones, sino que también las estamos intensificando y validando.
Compartir nuestras experiencias positivas: hablar sobre lo que nos hace felices con otras personas tiene un doble beneficio: por un lado, nos ayuda a reforzar las emociones positivas y a integrarlas en nuestra narrativa personal y, por el otro, contagiamos alegría y fortalecemos los vínculos con las personas que nos importan.
Encontrar el lado positivo de las situaciones difíciles: las experiencias negativas son inevitables, pero siempre podemos encontrar un aprendizaje o una oportunidad de crecimiento en ellas. En lugar de centrarnos en el dolor o la frustración, busquemos el lado positivo, la lección que podemos extraer de la experiencia.
Visualizar resultados positivos: utilizar la imaginación para anticipar y prepararnos para experiencias positivas es una herramienta poderosa para aumentar la motivación y la confianza. Si tenemos un evento importante que nos genera ansiedad, podemos visualizarnos a nosotros mismos afrontando la situación con éxito y disfrutando de la experiencia. Es altamente probable que, al hacerlo, terminemos en lo que los economistas denominan profecías autocumplidas.
Manteniendo la salud en tiempos de estrés
Cuando el estrés se apodera de nosotros, es fácil descuidar nuestra salud. Dormimos menos, comemos mal, dejamos de hacer ejercicio y nos refugiamos en hábitos poco saludables. Sin embargo, mantener una buena salud física es fundamental para afrontar el estrés de forma eficaz y para proteger nuestro bienestar a largo plazo.
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