El mito del multitasking: por qué hacer menos es más
Descubre por qué intentar hacer todo a la vez te aleja de lo que realmente importa y qué estrategias emplear para recuperar el foco, ser más productivo y vivir el presente
Crecimiento en breve:
El multitasking es una ilusión: nuestro cerebro no puede realizar dos tareas complejas a la vez de forma efectiva, solo cambia el foco rápidamente, lo que genera un costo cognitivo.
Vivir en modo multitasking nos roba paz y productividad; genera más estrés, menor rendimiento, está asociado con dificultades de aprendizaje y nos desconecta del presente y de quienes nos rodean.
Prácticas como el "monotasking", eliminar las distracciones y cultivar la atención plena son claves para vivir más enfocados, disfrutar el momento y ser más felices.
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Esta entrada hace parte de nuestra serie sobre emprendimiento y liderazgo y está basada en diversos artículos académicos, así como en el libro Attention Span: A Groundbreaking Way to Restore Balance, Happiness and Productivity de la doctora Gloria Mark y Scarcity Brain de Michael Easter.
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Ahora sí, a lo que vinimos:
¿Cuántas veces no les ha pasado que están cocinando, mientras hablan por teléfono y de reojo ven las noticias en la televisión o una historia de Instagram o un video de TikTok? ¿O que intentan avanzar en un reporte para el trabajo mientras responden correos electrónicos y mensajes instantáneos, con música a todo volumen de fondo? O, incluso, si son como yo, tienen dos pantallas contiguas, una con la labor en cuestión, otra con páginas de noticias, boletines informativos o lo que haga sus veces y, en la esquina inferior izquierda, un mini reproductor de video con el evento deportivo de turno y, para rematar, escuchando un podcast o una canción de fondo.
Lo cierto es que, como lo pone de manifiesto Michael Easter en su libro Scarcity Brain (algo así como Cerebro de escasez en español), vivimos en la era de la atención fragmentada, donde la tecnología nos incita a estar constantemente conectados y disponibles con ubicuidad, impulsados a hacer malabares con nuestra atención y convencidos de que el multitasking es la clave para la eficiencia y el éxito.
Sin embargo, como bien lo muestra la doctora Gloria Mark en su libro Attention Span: A Groundbreaking Way to Restore Balance, Happiness and Productivity (Capacidad de atención: una forma revolucionaria de restaurar el balance, la felicidad y la productividad), la ciencia nos dice todo lo contrario.
El multitasking, lejos de ser una habilidad excepcional e ilusoriamente valorada en nuestra era, es una trampa cognitiva. Nuestro cerebro no está diseñado para realizar dos o más tareas de manera simultánea y consciente. Lo que realmente hacemos es cambiar rápidamente nuestra atención entre tareas, un proceso conocido en las neurociencias como “cambio de contexto”.
Y aunque pueda parecer que estamos haciendo varias cosas a la vez, este constante cambio de enfoque tiene un costo significativo en nuestro rendimiento, nuestra salud mental, nuestra capacidad de conectar con otros y, más aún, en nuestra habilidad para disfrutar del momento. De hecho, no nos digamos mentiras: en muchos casos, el multitasking es un mecanismo, casi que una excusa, para evitar el aburrimiento, la incomodidad o las emociones desafiantes, desconectándonos de nosotros mismos y de nuestras experiencias.
El cerebro: un malabarista con una sola pelota
Siguiendo con la disección científica del problema, estudios de neuroimagen funcional como los de Just y Buchweitz demuestran que, al realizar múltiples tareas, nuestro cerebro no las procesa en paralelo, sino que activa diferentes redes neuronales de manera secuencial; muy similar a como operan los procesadores digitales.
Cada vez que cambiamos nuestra atención de una tarea a otra, se produce un "costo de cambio" en términos de tiempo y recursos cognitivos. Es como si nuestro cerebro tuviera que detenerse, guardar una tarea en la memoria, buscar la otra, cargarla y luego comenzar a procesarla. Este proceso, aunque invisible a simple vista, consume valiosos recursos mentales y nos hace menos eficientes y productivos.
Las consecuencias de vivir en modo multitasking
Si bien es cierto que algunas investigaciones, como la de Takeuchi y compañía, sugieren que practicar el “multitasking” (ya sabemos que, estrictamente, no es tan así) puede aumentar el volumen de materia gris en ciertas áreas del cerebro, la evidencia general, como la recopilada por la doctora Mark en su libro, apunta a que las consecuencias de esta práctica son, en su mayoría, perjudiciales:
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