Siete principios morales universales según la ciencia
Un masivo estudio antropológico revela que compartimos valores fundamentales como especie y que la cooperación es parte de nuestra esencia
Crecimiento en breve:
A pesar de vivir en un mundo cada vez más polarizado, la ciencia ha identificado siete principios morales universales que trascienden las diferencias culturales y religiosas.
Estos principios, basados en la cooperación, la reciprocidad y el respeto, están arraigados en nuestra biología y evolución, y nos unen como especie.
Reconocer estos valores compartidos nos permite cultivar la empatía, tender puentes entre diferentes culturas y construir un mundo más justo y compasivo.
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Esta entrada hace parte de nuestra serie sobre inteligencia emocional y está basada en diversos artículos académicos, especialmente en uno publicado en 2019 por los profesores Oliver Scott Curr, Daniel Austin Mullins y Harvey Whitehouse.
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Ahora sí, a lo que vinimos:
Para nadie es un secreto que vivimos en una de las eras de mayor polarización de nuestra especie. Ya sea en política, cultura o incluso en nuestras interacciones cotidianas, las divisiones entre "nosotros" y "ellos" parecen más marcadas que nunca. Nos aferramos a nuestras tribus, buscando constantemente reafirmar nuestras creencias e ignorando los puntos de conexión con quienes no comparten nuestras perspectivas.
Este clima de sectarismo, desconfianza y fragmentación no sólo afecta nuestro proceso de exploración y crecimiento, sino también nuestras relaciones personales y nuestra capacidad de convivir de manera armoniosa como sociedad.
Sin embargo, como veremos, investigaciones científicas recientes nos recuerdan que, más allá de las diferencias superficiales que nos separan, existe un núcleo de valores que compartimos como especie. Estos principios morales “universales”, identificados a través de estudios en decenas de culturas alrededor del mundo, demuestran que nuestros instintos de cooperación y fraternidad trascienden las ideologías y creencias religiosas, y están profundamente arraigados en nuestra evolución como seres humanos.
Y es por esto que el propósito de esta entrada es el de explorar estos siete principios morales universales, analizar sus raíces evolutivas y reflexionar sobre cómo pueden ayudarnos a construir una sociedad más empática, fraterna y diversa, que celebre la diferencia como fuente de aprendizaje y crecimiento.
La moralidad: un legado ancestral
A diferencia de la creencia popular, la evidencia antropológica parece sugerir que la moralidad no es un conjunto de normas arbitrarias de origen cultural o religioso. Es, de hecho, un legado ancestral profundamente inscrito en nuestra biología. A lo largo de millones de años de evolución de la vida en la Tierra, los organismos multicelulares han desarrollado principios, entendimientos tácitos con sus pares, que favorecen la cooperación en pro de maximizar sus probabilidades de supervivencia.
En efecto, diversos estudios han revelado que los comportamientos morales también están presentes en otras especies sociales, lo que refuerza la idea de que la moralidad ha evolucionado como un mecanismo adaptativo para fomentar la cooperación dentro de los grupos. Por ejemplo, la "selección de parentesco", un mecanismo evolutivo mediante el cual los organismos tienden a proteger a sus familiares cercanos, se observa no sólo en humanos, sino también en monos, elefantes, e incluso abejas.
As pues, estos principios morales no son meramente constructos sociales; son el reflejo de nuestras intuiciones y emociones más primales, esas que le permitieron a nuestros antecesores sobreponerse a los enormes retos de la naturaleza durante cientos de miles de años.
Siete principios morales universales: todo sea por la cooperación
Un colosal estudio de los profesores Oliver Scott Curr, Daniel Austin Mullins y Harvey Whitehouse, publicado en la revista Current Anthropology en 2019, analizó 60 sociedades de diferentes etnias, religiones y partes del mundo, examinando más de 1200 páginas con información cultural sobre cada una de ellas en busca de comunes denominadores a nivel moral.
Y, quizás para sorpresa de muchos, los investigadores identificaron siete principios de cooperación que, en casi todas estas 60 culturas, se consideraban moralmente buenos:
Ayudar a los familiares: priorizar el bienestar de nuestros parientes cercanos, incluso por encima del propio.
Lealtad al grupo: apoyar a los miembros de nuestro grupo, incluso cuando estén equivocados.
Reciprocidad: devolver los favores y las buenas acciones que recibimos.
Coraje: defender lo correcto, aun cuando enfrentemos riesgos o dificultades.
Deferencia a los superiores: respetar la autoridad y las normas sociales.
Compartir de manera justa: distribuir los recursos de forma equitativa.
Respetar la propiedad ajena: no tomar lo que no nos pertenece.
Lo interesante de estos hallazgos es que, aunque la forma en que se manifiestan estos principios puede variar entre culturas, los fundamentos son universales. De hecho, de 962 juicios morales clasificados en el estudio, en el 99.9% de los casos, estos siete principios fueron considerados como "buenos".
Las pocas excepciones sólo reforzaban la regla: en una remota isla de Micronesia, el robo abierto se consideraba aceptable sólo si se demostraba coraje, priorizando este principio por encima del respeto a la propiedad.
Un lenguaje moral común a pesar de la diversidad
Estos siete principios morales universales son, aunque suene tautológico, un lenguaje común que trasciende las fronteras culturales. Aunque se expresen de maneras diferentes en distintas partes del mundo, los valores que los sustentan son los mismos, y forman la base sobre la cual se han construido nuestras sociedades, desde las más primitivas hasta las más modernas.
(De hecho, y sin querer aventurarme en el ámbito político, este tipo de hallazgos están altamente alineados con las tesis de académicos y promotores del libertarianismo, pues, según ellos, para qué habríamos de necesitar al gobierno si este instinto de cooperación y fraternidad está profundamente embebido en nuestros genes. Y bien podríamos tener una disquisición sobre las premisas de la organización política en Hobbes, Rousseau o Montesquieu, pero ello excedería el alcance y propósito de esta entrada, así que sigamos.)
Desde África subsahariana hasta el Pacífico insular, pasando por América del Norte, estos principios son esenciales para la vida comunitaria y la cohesión social. El reconocimiento de estos valores compartidos nos recuerda que, aunque nuestras costumbres y creencias puedan variar, todos estamos unidos por un núcleo moral que nos guía hacia la cooperación y el respeto mutuo.
La empatía y la fraternidad humana: superando el sectarismo
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