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Versiones en audio y video de la entrada:
La entrada:
Nos tomó un tiempo retomar este tema, pues hemos priorizado otros pilares que teníamos olvidados, pero ya hacía falta una entrada sobre inteligencia emocional. Y qué mejor que retomarla con esta, que es la última entrega de nuestra serie sobre terapia. Y es que aunque no es una serie “oficial” podría decir que todo arrancó con la entrada sobre por qué recomiendo ir a terapia. Como lo mencioné en su momento, a finales de 2023 empecé este proceso y ha sido un camino largo, con subidas y bajadas. Por eso quise escribir esta entrada: para recopilar las principales enseñanzas que me ha dejado hasta ahora.
Si al leer estas entradas algún tema les resuena o consideran que pueden ir más profundo para identificar sus traumas y sus mecanismos de defensa recomiendo hacer el proceso acompañados. No hay libro de superación personal que nos lleve de verdad a hacernos ciertas preguntas y qué mejor que hacer este proceso de crecimiento acompañados por alguien que sepa cómo guiarnos.
Pocos meses después de haber comenzado el proceso me apasioné bastante por las máscaras y los mecanismos de defensa. Me pareció un gran punto de partida para entender el origen de mis comportamientos y de quienes me rodean. Una de las lecciones que más resonó en mí es que, precisamente, mi principal “herida” (o trauma) la comparto con mis mejores amigos. Supongo que ese comentario clásico de nos acercamos a quienes comparten experiencias similares llega a estos niveles también. Pero más allá de qué mecanismos usamos para repeler estos traumas y cómo reflejan nuestro pasado me surgió la pregunta que más ha retumbado durante todo mi proceso con psicóloga.
Si vamos a terapia para sanar, ¿qué significa estar sano?
Mi instinto de ingeniero me lleva a optimizar para resolver para la variable X. En este caso, si ya sabía que mis traumas principales eran la injusticia y el rechazo, la pregunta se volvió en ¿cuál era el resultado? Es decir, si voy a terapia porque quiero sanar esas dos heridas, ¿a dónde llego cuando las resuelvo?
Aún me río cuando lo pienso: decía yo, “esto es gente iluminada”, “voy a terminar siendo un tipo como Steve Jobs o Elon Musk”. Bueno, pues si de algo me sirvió la terapia fue para, entre otros, quitarme esos estereotipos de la cabeza y eliminar la falsa idea de que la plata me lo iba a dar todo.
Sanar no cambia ni quién soy ni mis objetivos; cambia la forma en la que reaccionamos a los eventos de la vida.
La idea no es ni cambiarnos ni reconstruirnos; es entendernos a nosotros mismos. Mis mecanismos de defensa ya hacen parte de mí. La rigidez y el escape son mis armas cuando siento que alguna situación se está saliendo de control. Nuestros mecanismos de defensa nos ayudaron a sobrevivir durante nuestra infancia, pero sanar es entender que ya no tenemos que usarlos para todo. Que no tenemos que hacerle daño a los demás de vuelta. Es entender que todo el mundo sufre y no estamos solos.
¿Y a qué nos lleva esto? A ser nosotros mismos. Al pelar las capas de la cebolla, nos damos cuenta de que muchas de estas reacciones fueron aprendidas: nos defendemos como aprendimos de nuestros padres o abuelos, pero ya de adultos no es una necesidad. No tenemos que reflejar a los demás ni tenemos que hacer daño para expresar nuestro punto de vista.
También me enseñó que no todo son números ni optimizar la ecuación para llegar a la mejor solución. Simplemente hay cosas que no se pueden medir. Y creo que de eso se trata la vida. Antes seguro me hubiera encantado decir “ya estoy 30% sanado“ o quizás “ya estoy a 50% de llegar a mi tope de felicidad”, pero creo que de eso se trata este camino, de entender que es un proceso, de que quizás esto es completamente cualitativo y que posiblemente fueron los números también un escape para no sentir demasiado.
Por lo pronto, les dejaré un listado de elementos cualitativos que para mí indican que estamos dando los pasos en la dirección correcta:
Expresamos todo lo que queremos
Respondemos sin hacer daño
Nos defendemos sin “sacar las garras”
Dejamos de escondernos detrás de las máscaras
Podemos sentir sin miedo a las implicaciones que tenga
Dejamos de buscar culpables
Dejamos de buscar afuera respuestas y nos enfocamos en encontrarlas adentro
Vivimos en el presente sin dudar del pasado ni anticipándonos al futuro
Y no, la idea no es volver esto espiritual ni venderles la terapia como la solución a todo. Sólo les puedo decir que ya no tengo miedo a ser yo mismo y a amar a quienes me rodean. No debemos frenar lo que sentimos. Por el contrario, qué bonito sería vivir en un mundo en donde todos podemos sentir sin juzgar al otro.
Herramientas para vivir más en el presente
Como lo mencioné en entradas previas, mi motivador original para embarcarme en este viaje era dejar de comerme las uñas y mi primer instinto fue entender ¿Por qué? Y aunque no les puedo decir la fórmula mágica ni puedo decir que ya me las dejé de comer al 100%, al menos ya tengo claro que esto ocurre cuando me desconecto. Cuando vuelvo a pensar en esos temas del pasado que quizás pude hacer mejor o cuando me voy al futuro para fantasear… muchas veces con miedo de lo que podría suceder. Así que la mejor forma para seguir siendo yo mismo es vivir en el presente; en el ahora.
No sé si esto siempre esté conectado, pero tarde o temprano la terapia me llevó a apreciar más la meditación y el “mindfulness”. Y me encanta que no haya una traducción directa, pero la que más me gusta es consciencia plena. Volviendo como siempre a nuestro Crecimiento Consciente. Sin consciencia no hay crecimiento real, no escuchamos a nuestro cuerpo ni tomamos las mejores decisiones.
Así que para no alargar demasiado el cuento, les dejaré algunas entradas donde ya hemos visto herramientas para vivir en el presente que, en mi opinión, nos llevan por un camino que propende por una vida mejor.
¿Por qué meditar? Donde vimos los beneficios que trae la meditación a nuestro día a día.
Inteligencia Positiva: donde evaluamos el impacto de los pensamientos negativos y exploramos prácticas para evitarlos.
Epílogo: Por una vida más consciente y feliz
Sí, sé que esta entrada está un poco alejada de nuestras bases en Crecimiento Consciente; no hay artículos ni ciencia que la respalden. Pero es de esas cosas que me ha cambiado profundamente en el último año. Antes siempre decía que para mejorar algo había que medirlo, y esta entrada no solo es una antítesis de ese postulado, sino un recordatorio personal de que no todo se mide y no todo hay que mejorarlo. A veces, bastan los sentimientos de satisfacción, gratitud y tranquilidad con lo que hacemos y cómo vivimos.
Vivir cada día de manera más consciente no sólo nos ayuda a crecer mejor y más rápido sino que nos lleva a ser más felices. Y creo que todos nos merecemos un mundo y una vida más feliz.
¡Por una vida más consciente y feliz!
Daniel
*Esta entrada hace parte de nuestro pilar de inteligencia emocional y está basada en múltiples artículos académicos, libros, conferencias y videos de los profesores y pensadores Arthur Brooks, Paul Conti, Sam Harris, entre otros.
Por si te los perdiste… o quieres refrescar la memoria
¿Por qué recomiendo ir a terapia?
La evidencia científica, la opinión de los expertos y mi experiencia personal con la terapia con psicólogo
Navegando nuestros mecanismos de defensa
Una mirada al impacto que tienen nuestros traumas de la infancia en la vida adulta
Me parece muy útil cómo conectas lo emocional con lo estructural. A veces el impulso de medirlo todo también es una forma de protegernos. Entender que sanar no es llegar, sino aprender a vivir desde otro lugar cambia bastante la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos.