Más que una sonrisa: salud oral y longevidad
Lo que dice la evidencia científica sobre los sustanciales beneficios que tiene nuestra higiene bucal sobre el desarrollo de enfermedades crónicas e infecciosas
Crecimiento en breve:
La evidencia científica sugiere que una mala higiene bucal aumenta nuestro riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas e infecciosas.
La periodontitis está asociada con un incremento del 250% en el riesgo de desarrollar aterosclerosis y del 70% en el de tener Alzheimer en edades avanzadas.
Incorporar hábitos de higiene bucal adecuados, como lavarse los dientes al menos dos veces al día y usar hilo dental todas las noches, son claves para aumentar nuestra longevidad.
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Esta entrada hace parte de nuestra serie sobre salud y nutrición y está basada en múltiples artículos académicos, así como en entradas y podcasts del doctor especialista en longevidad Peter Attia.
Advertencia: como en todas nuestras publicaciones sobre salud y nutrición, queremos enfatizar que el contenido aquí proporcionado tiene únicamente propósitos informativos. Este artículo no pretende reemplazar el consejo médico profesional, el proceso de diagnóstico o el tratamiento de ninguna enfermedad. Los invitamos a consultar y contrastar la información aquí presentada con la opinión de sus médicos antes de tomar cualquier decisión sobre su salud.
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Ahora sí, a lo que vinimos:
No se trata sólo de vanidad, ni de cumplir con un ritual que desde la infancia nos fue inculcado a la mayoría de nosotros... ni siquiera se trata de la comodidad y el alivio que representa no tener que ir al odontólogo por un dolor de muela.
Desde hace varios años, la ciencia ha puesto la lupa sobre la relación que tiene la higiene bucal con diversos marcadores de longevidad. Y, para sorpresa de algunos, el cuidado de nuestra boca está íntimamente ligado a nuestra salud en general y, en consecuencia, a nuestra longevidad.
Es bajo este entendido que el propósito de esta entrada es compartir con ustedes la más reciente y robusta evidencia científica sobre los cuantiosos beneficios que tiene la salud oral, con el objetivo de motivarlos a hacer de una rutina exhaustiva de higiene bucal un hábito para toda la vida.
Una boca sana, un cuerpo sano
Durante mucho tiempo, la salud oral se consideró un aspecto aislado de la salud general. Sin embargo, como ya decíamos, año tras año se sigue apilando el cúmulo de publicaciones científicas que demuestran una conexión profunda entre la salud de nuestra boca y el riesgo de desarrollar diversas enfermedades crónicas y, con ello, impactar en nuestra longevidad. Veamos.
La periodontitis: una amenaza silenciosa
La periodontitis es una infección crónica de las encías que afecta, increíblemente, a casi la mitad de los adultos en países desarrollados como Estados Unidos. Esta infección, caracterizada por la inflamación y el sangrado de las encías, destrucción del tejido de soporte de los dientes y, en casos graves, la pérdida de piezas dentales, aunque a primeras puede parecer un problema local, sus ramificaciones se extienden a todo el organismo.
En efecto, una revisión sistémica publicada en 2021 encontró que la periodontitis está asociada con un aumento de 3,5 veces en el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular aterosclerótica, conocida simplemente como aterosclerosis.
Y es que diversos estudios han demostrado que las bacterias que median en la periodontitis pueden ingresar al torrente sanguíneo y contribuir a la inflamación de las arterias, promoviendo la formación de placas de ateroma (depósitos de grasa). Como ya hemos mostrado en nuestra serie sobre colesterol, estas placas aumentan el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares. Otro meta-análisis publicado en 2020 analizó datos de múltiples estudios y confirmó la asociación significativa entre la mala salud oral y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Más aún, la pérdida de dientes se relaciona con un mayor riesgo de deterioro cognitivo, y la periodontitis en particular se asocia con un aumento de 1,7 veces en el riesgo de desarrollar Alzheimer.
Un meta-análisis de 16 estudios publicado a inicios de 2023 encontró que la presencia de bacterias orales, en particular de la Porphyromonas gingivalis, era significativamente mayor en el cerebro de pacientes con Alzheimer que en personas sin la enfermedad. Se cree que estas bacterias pueden viajar desde la boca hasta el cerebro a través del torrente sanguíneo o los nervios, y allí contribuyen a la inflamación y al daño neuronal que caracteriza a este tipo de enfermedades.
Más recientemente, en febrero de 2024, un meta-análisis de 15 estudios reveló que los pacientes hospitalizados en unidades de cuidados intensivos que se sometían a tratamientos de cepillado rutinario y profundo de los dientes tenían un riesgo 33% menor de desarrollar neumonía adquirida en el hospital, especialmente neumonía asociada al uso de ventiladores. Los autores sugieren que el cepillado dental ayuda a reducir la cantidad de bacterias en la boca, disminuyendo consigo el riesgo de que estas sean aspiradas hacia los pulmones.
Para cerrar esta sección, vale la pena agregar que la masticación adecuada, que depende de una dentadura sana, es esencial para una buena digestión. Y a esto hay que sumarle que la salud oral puede influir notablemente en nuestra autoestima, otra variable clave en la ecuación de la longevidad.
Estrategias para una salud oral óptima
Afortunadamente, la ciencia no sólo nos advierte sobre los riesgos de una mala salud oral, sino que también nos ofrece herramientas para prevenirlos y mejorar nuestra salud bucal. Y si bien son sencillas y de fácil acceso, lo cierto es que pueden ser tediosas para algunos… por lo que les recomiendo consultar nuestra entrada sobre cómo desarrollar buenos hábitos para incrementar sus probabilidades de éxito en este cometido.
Revisiones dentales periódicas: visitar al dentista de forma regular para chequeos y limpiezas es fundamental para prevenir enfermedades orales e identificar problemas en sus etapas iniciales. Estas visitas permiten detectar y tratar la periodontitis a tiempo, reduciendo el riesgo de complicaciones graves. El dentista no sólo realizará una limpieza profunda (difícil de ejecutar en casa), sino que también evaluará la salud de tus encías y te brindará recomendaciones personalizadas para el cuidado de tu boca.
Higiene bucal adecuada: cepillarse los dientes dos veces al día y usar hilo dental (al menos) todas las noches son hábitos cruciales para mantener una buena salud oral. El cepillado elimina la placa bacteriana en la parte frontal y dorsal de los dientes, mientras que el hilo dental ayuda a eliminar la placa de las zonas interdentales, donde el cepillo no llega. El enjuague bucal puede complementar el cepillado y el uso de hilo dental, ayudando a eliminar las bacterias y a refrescar el aliento, pero no se considera imprescindible para mantener una buena higiene bucal.
Dieta saludable (baja en azúcares añadidos y alta en fibra): una dieta baja en azúcares añadidos beneficia tanto la salud oral como la cardiovascular. El azúcar es el principal alimento de las bacterias que causan la placa dental, las caries y, más importante aún, la periodontitis. Así, reducir el consumo de azúcar ayuda a mantener los dientes sanos y a prevenir la inflamación sistémica. Por otro lado, las frutas, verduras y granos integrales, ricos en antioxidantes y fibra, ayudan a proteger las encías y a mantener un equilibrio bacteriano saludable en la boca.
Evitar el tabaco y el alcohol: el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol son factores de riesgo importantes para la salud oral y la longevidad en general. El tabaco daña los tejidos de la boca, reduce el flujo sanguíneo a las encías y aumenta el riesgo de cáncer oral. El alcohol, por su parte, deshidrata la boca, lo que favorece el crecimiento de bacterias.
Epílogo: más que una sonrisa, una inversión en tu bienestar
En Crecimiento Consciente, como lo remarcábamos en nuestra entrada sobre el valor del interés compuesto, creemos que la salud no es un destino, sino un camino que se construye día a día, decisión tras decisión, por pequeña que sea.
Cuidar nuestra salud oral es otro ejemplo más de esas acciones que, si bien parecieran tener un impacto mínimo en el corto plazo pueden derivar en beneficios cuantiosos en el largo plazo. Al incorporar hábitos de higiene bucal adecuados en nuestro estilo de vida estamos construyendo los cimientos de una vida longeva y más feliz.
Vive y aprecia cada momento. Concéntrate en lo que está en tu control. Disfruta el proceso.
Un abrazo,
Carlos