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Reflexiones de fin de año: Carlos

Mis entradas favoritas de esta primera temporada, así como mi evaluación de lo que me dejó este 2024
Imagen elaborada con el modelo Dall-E de OpenAI.

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Notas al margen:

  • Esta entrada es transversal a todos nuestros pilares y hace parte de la serie de fin de la primera temporada de Crecimiento Consciente.

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La entrada:

Se siente surreal voltear la mirada y validar que hemos recorrido un camino que ya suma casi 100 entradas en Crecimiento Consciente. Una idea nacida en una tarde cualquiera, entre risas y reflexiones que maridaban nuestros bocados de pizza, en compañía de Daniel y otro buen amigo. Un momento que, visto en retrospectiva, parecía intrascendental en el contexto de otros proyectos que quizás, algunos dirían, son más dignos, más alineados con las lógicas del mundo actual, en donde el tiempo se troca por dinero y las ideas no deben ser exploradas si no son evidentemente monetizables.

Y sin embargo, fue en ese espacio improbable donde vislumbramos una oportunidad distinta, menos ligada a la inercia de la modernidad y más anclada en algo que nos motivara genuinamente: un proyecto que no se sintiera como trabajo, sino como una expresión de quienes somos; de nuestro interés inextinguible por aprender y compartir. Y, quizás aún más importante, que pudiera aportar —aunque fuese con un grano de arena— a que las personas que más queremos tomasen decisiones más informadas, más conscientes, sobre su bienestar.

En efecto, debo confesar que, en sus inicios, Crecimiento Consciente fue para mí una ventana muy personal. Escribía casi compulsivamente, no tanto por el placer de la investigación o por la profundidad de los temas que explorábamos, sino por el anhelo de compartir con familiares, amigos y compañeros del trabajo esas lecciones valiosas que la vida o la ciencia me habían revelado. Ideas que difícilmente surgían con naturalidad en conversaciones cotidianas, pero que encontraba urgente, necesario, y hasta hermoso, compartirles.

Pocas satisfacciones han sido más profundas que saber que una oración, un párrafo o una entrada completa pudo haber sembrado una semilla de reflexión en alguien cercano.

Esa posibilidad justificaba las rumbas rechazadas, los fines de semana invertidos y las muchas noches en que me encontré investigando o escribiendo mientras el mundo descansaba.

Pero las semanas pasaron y, de manera casi imperceptible, la comunidad comenzó a crecer. Los comentarios, preguntas y mensajes de agradecimiento empezaron a llegar de personas a más de un grado de separación nuestro, que de no ser por este proyecto ni sabrían de nuestra existencia. Cada uno de esos mensajes fue un tizón más para esa llama de la motivación que, ya para entonces, ardía con fuerza propia.

Con ello creció también la curiosidad, la exploración y, en última instancia, el crecimiento… consciente. Cada entrada se convirtió en un adoquín más en ese sendero de mejora continua, un proceso en el que todos —siendo yo el primero— eramos estudiantes sin fecha de grado.

Hoy, a vísperas de cerrar este año, aunque resulta difícil escoger entre tantas baldozas que conforman ese camino, sería deshonesto negar que hay algunas entradas que, o bien disfruté más durante su investigación y escritura, o bien me impactaron de una manera más profunda. Por ello, quiero concluir esta primera temporada de este espacio compartiéndoles brevemente cuáles fueron esas entradas que más destaco y recomiendo en cada uno de los cuatro pilares de Crecimiento Consciente.

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Salud y nutrición

Junto con deporte y rendimiento, este fue el pilar del que decidí apropiarme a lo largo del año, así que no es de extrañar que muchas de sus entradas estén muy cerca de mi corazón. Eso sí, todas giraron en torno a la búsqueda de la longevidad, siempre enfatizando en que la prioridad debe ser la calidad de cada año vivido, más que una obsesión por extender la expectativa de vida a cualquier costo.

En ese sentido, las entradas relacionadas con el ayuno tienen un lugar especial en mi escalafón. No sólo porque reflejan cómo mi aproximación a la longevidad ha ido evolucionando, sino porque sirvieron como puente para abordar temas más profundos: la epistemología en medicina, cómo leer e interpretar la evidencia y cómo tomar decisiones responsables sobre nuestra salud. Entre ellas, ¿ayunar o no ayunar? fue de las más personales y, por ende, de las más significativas para mí dentro de este pilar.

Sin embargo —y aunque sea trampa— debo admitir que mi favorita aquí no es una sola entrada, sino una serie, la que aborda el espinoso tema del colesterol.

Fue una de las primeras que publicamos, cuando aún no llegábamos ni a diez suscriptores, pero también una de las que más esmero y pasión me ha exigido. No sólo porque es un tema que ha afligido a mi familia por generaciones y que lo adolezco en primera persona, sino porque está plagado de desinformación, tanto en redes sociales como, lamentablemente, dentro de la práctica clínica. No son pocos los médicos que se resisten a aceptar los cambios de paradigma y las mejores prácticas basadas en la evidencia más reciente. Por eso, esta serie representó una oportunidad invaluable para compartir con ustedes el estado del arte y las recomendaciones de las guías médicas más actualizadas en un tema que sigue siendo la causa que más muertes cobra al año en Occidente.

Emprendimiento y liderazgo

Varias entradas de Daniel en este pilar me cautivaron y resultaron profundamente provechosas. En particular, quiero destacar las de cómo conectar con las personas y la de cómo romper los malos hábitos y crear buenos en su lugar, ambas llenas de sabiduría y herramientas prácticas para el día a día.

No obstante, la que más me marcó fue la segunda entrega de nuestra serie sobre resiliencia.

Primero, por el grado de rigor científico aplicado a un tema que podría parecer abstracto o hasta esotérico. Y segundo, por su relevancia central en nuestro propósito: trabajar por una vida plena y longeva. Saber cómo reponernos de los reveces diarios y aprender de ellos es, sin duda, una habilidad fundamental para construir esa vida que buscamos.

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Inteligencia emocional

Aquí también me toca regresar a los albores de esta comunidad, pues son las dos primeras entradas de este pilar las que más me marcaron: amor real y amistades verdaderas.

Ahora bien, si consideramos que las amistades verdaderas no son más que una manifestación de amor real, me quedo con esta última.

Me quedo con las reflexiones en torno a la importancia de la vulnerabilidad, de atrevernos a ser frágiles, de concederle a alguien más el poder de destruirnos, confiando en que no lo hará… aunque al final, tal vez sí lo haga.

Creo que estas palabras encapsulan muy bien no sólo el mensaje central de estas entradas, sino también la filosofía de vida por la que abogamos en Crecimiento Consciente.

Deporte y rendimiento

Por último —y otra vez haciendo trampa—, debo admitir que mi entrada favorita en materia de deporte y rendimiento no es una, sino tres: nuestra serie sobre zonas de entrenamiento deportivo.

Hace unos años, cuando me sumergí en el fascinante mundo del deporte de resistencia, primero con el ciclismo y luego con el triatlón, comprender las zonas de entrenamiento y, más aún, las maravillas de nuestra fisiología bajo el estrés del ejercicio, cambió por completo mi perspectiva y mi aproximación a la práctica deportiva.

La estructura de mis temporadas, la planificación de mis entrenamientos, la definición de mis metas deportivas y, sobre todo, el ajuste de mis expectativas hacia algo más realista, saludable y sostenible en el largo plazo, tienen todas su raíz en este compendio de entradas.

Sin embargo, para atenuar un poco la "trampa", si tuviera que quedarme con una sola, sería la tercera entrega de la serie. Es la que mejor captura la esencia, el ethos de mi aproximación y mis recomendaciones en lo que respecta a deporte, salud y rendimiento… aunque, admito, no tanto a lo que concierne a la estética.

Ñapa: El cimiento de los pilares

No puedo dejar de mencionar una entrada que trasciende todos los pilares de Crecimiento Consciente y que, como la generosidad, el autocontrol y la gratitud, se ha convertido en una temática recurrente en este espacio: el valor del interés compuesto.

De manera más general, se trata del poder transformador que tienen los esfuerzos pequeños y constantes cuando se acumulan en el tiempo. Entender este concepto es un verdadero cambio de paradigma, no sólo para el deporte, sino para cualquier ámbito de nuestra vida. Por eso, si no lo han hecho, los invito a que le den una leída antes de finalizar el año.

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Epílogo: Agradecimientos finales

Ahora sí, no puedo cerrar esta primera temporada de Crecimiento Consciente sin empezar por agradecerles, a ustedes, nuestros lectores, por habernos acompañado en este viaje apasionante y a veces tribulante que decidimos emprender en marzo de este año. Gracias por la paciencia, la comprensión, los consejos y los comentarios. Pero, sobre todo, gracias por su confianza. Espero de corazón que en estas líneas hayan encontrado algo de valor, así sea mínimo, que pueda retribuir el tiempo que nos han brindado al leernos, escucharnos o vernos.

En segundo lugar, quiero agradecer muy especialmente a mis familiares y amigos. Ustedes han sido mi red de apoyo; el sostén que impide que desfallezcamos cuando las fuerzas no se encuentran adentro. Su lealtad, su honestidad y su disposición a acompañarnos han hecho de este un espacio mejor cada día.

Por último, agradecer a la vida por todo lo que me ha traído en este 2024. Hoy soy más consciente que nunca del privilegio y la suerte que me acompañan. Agradezco lo bueno y lo malo, porque todo —los tropiezos, las caídas, los amores, desamores, amistades que fueron y ya no son, mentores y despedidas— ha sido necesario para traerme hasta aquí, a este lugar donde me encuentro con ustedes haciendo algo que me llena profundamente.

Confío en que el próximo año, nuestra nueva temporada, siga trayendo más y mejores experiencias en este camino de Crecimiento Consciente.

Vive y aprecia cada momento. Concéntrate en lo que está en tu control. Disfruta el proceso.

Un abrazo,

Carlos





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